jueves, 12 de septiembre de 2024

MI PRIMERA PUBLICACIÓN

Me volví pintor por sobre-vivencia para no perderme en el vacío: Se perdió mi cosmos. Los sociólogos dan a esta condición el nombre de anomía. ¡Cuánto sufrimiento se esconde en esta pequeña palabra!¡Cuanta soledad existe en esa palabra¡ La perdida de referencias. Me sentí excluido, perdí el trabajo que tenía, y la gente hizo juicio de mi. Cuando la desgracia es grande nadie se acerca a ti, solo queda la soledad y en medio de ella tenía que sobrevir a este mundo tumultuoso. El mundo me abrumó, no hay tiempo en detenerse en problemas existenciales, hay que comer, viajar y sustentarse, pero nadie comprende eso en medio de un torbellino. Mis referencias a quien acudir se perdieron. Siguieron como "otros", pero no como "relevantes". Dejaron de ser el centro emocional de mi mundo, del que yo sacaba mi sentido de identidad y mi sentido de dirección. No puedo hacerles a ellos responsables de lo que acontecía. Guarde silencio. Había que buscar el sustento y nadie te ofrece trabajo de teólogo, entonces te preguntas: ¿Para qué sirve la teología? (como una persona erróneamente confundió con zoología.). Entonces comprender el desuso de esa noble ciencia en un mundo tan convulsionado en lo que pueda generar dinero. Si acaso sirve la teología es para tomar conciencia de quienes somos, como diría Tillich "tener el coraje de ser".Me volví consciente de mí mismo. Mi forma de ser revelaba que yo era un niño herido, un joven desquiciado de ansiedad.Me descubrí solo, diferente y ridículo, sin saber qué hacer frente a la dificultad, cual es el camino mejor: No disponía de recursos humanos para sostenerme en aquellos abismos. Entonces desde la nada, desde el silencio, desde el vació tuvo que surgir otro lenguaje, el lenguaje del arte. No, no lo estudie, no fui a una escuela para aprenderlo, tuve que hacerlo mirando, disciplinando mis ojos...Echando a perder, lidiando con el lienzo blanco que se parece a la existencia, blancura de dolor, blancura de ansiedad. Todo ser humano, desde las profundidades de su impotencia y desde las alturas de sus pasiones, va teniendo un mundo alternativo que afirma y confirma sus valores, para mi fue el arte. Mis palabras incluso dejaron de servir, no evocaba nada. El lenguaje es creado, usado y por consiguiente preservado en la medida en que funciona de forma adecuada para la solución de nuestro problema existencial. Supongamos ahora que este problema básico, esta matriz emocional en torno a la cual estructuramos nuestra experiencia, queda alterada. El lenguaje antiguo se vuelve de pronto superfluo. Ya no tiene ninguna función que desempeñar. Tenemos que inventar, crear (tal vez esa sea la función del Espíritu) Los dolores de parto mezclan las lágrimas con las sonrisas. Y apuntan hacia una nueva realidad que emerge. El Espíritu dejó grávida a la creación y ésta, con el vientre lleno de nueva vida, espera y aguarda ansiosamente la llegada de lo nuevo que ya se manifiesta en los propios gemidos que brotan de nuestro interior (Rom 8, 22-23). Los gemidos por la libertad permanecen como gemidos. No podemos controlar la historia, solo podemos resignarnos a un mundo menor.Esta historia personal es la que me mueve a hacer teología, pero una teología sin palabras, si no de los ojos. Sinceramente no dispongo de ningún paradigma que me permita reconstruir mi cosmos artístico, solo escucho los sueños de las personas, y trato de pintar, mirar y que lo miren en una imagen.No sé. En último análisis es una cuestión de amor y de esperanza. Pero esto vale para todas las dimensiones de la vida. Tal vez así, Dios nos habla.

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